Doña Manolita se lleva sus colas a la calle del Carmen

Turrones y mazapanes - Doña Manolita se traslada

Una de las estampas más típicas de la Navidad, la de la interminable cola a las puertas de Doña Manolita, no volverá a repetirse. Al menos en la Gran Vía. La administración de lotería más popular de Madrid avisa con carteles de que en julio dejará el local que ocupa desde 1931 para mudarse «a la vuelta de la esquina»: a la antigua Mansión del Fumador, en la calle del Carmen, 22.

La encargada del establecimiento, Concha Coronas, asegura que en unos meses vence el contrato con los propietarios del local y justifica el traslado en la voluntad de «prestar una mejor atención a sus clientes». El nuevo espacio es más grande -el de Gran Vía apenas llegaba a los 40 metros cuadrados- y facilita el acceso a los minusválidos porque no tiene escaleras a la entrada.

Coronas rechaza que el precio del alquiler sea uno de los motivos del cambio, a diferencia de lo que ocurrió el año pasado con la cafetería Zahara que compartía portal con Doña Manolita y que cerró después de no llegar a un acuerdo económico con los dueños del edificio. El apoderado de la sociedad propietaria confirma que no ha habido ninguna negociación monetaria. «Estábamos encantados con ellos, pero ya nos comunicaron que se marchaban porque estaban buscando un local con otras características más favorables», explica el administrador de la empresa, quien reconoce que están tramitando la solicitud para convertir el inmueble en un hotel.

La gerente del despacho de loterías no teme al cambio que, según afirma, «es para mejorar». Esta es la segunda mudanza para Doña Manolita que, tras su apertura en 1904 en la calle de San Bernardo, se trasladó a la Gran Vía 27 años después. El cambio, al igual que en 1931, será en julio, «para mantener la tradición».

El anuncio ha sorprendido, no solo a los clientes del establecimiento, sino también a los locales colindantes. Algunos agradecen perder de vista las colas que cada Navidad les obstruían la entrada, aunque otros confiesan que la clientela que atraía la lotería también les beneficiaba. La vendedora de la tienda de danza y disfraces Menkes incide en que mucha gente «descubría la tienda gracias a la cola e incluso entraba a curiosear».

Sus nuevos vecinos, sin embargo, consideran que las colas les perjudicarán. «Llevo 20 años en el número 20 de la calle del Carmen y sé lo que es la Doña Manolita, las colas que se forman de cuatro horas como mínimo», dice con temor el encargado de Calzados Díez.

La administración de lotería 67 vende millones de décimos cada año (a pie de calle y a través de Internet) y es una de las que más premios distribuye. El pasado Sorteo Especial de Navidad, por ejemplo, vendió un segundo y tres quintos premios. En sus 80 años de historia, ha visto cómo la Gran Vía perdía cafés y cines a cambio de ganar clones de las grandes cadenas de ropa. Pepe, que regenta un comercio en la centenaria calle desde hace 45 años, señala que la marcha de Doña Manolita reduce, aún más, la distinción del tramo que va de Callao a Montera. «Es una porquería, han desaparecido todas las terrazas. Lo que se ve ahora en la Gran Vía está en cualquier capital de provincia», concluye.

Fuente: El País

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abril 27 2011

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