La Navidad de nuestros abuelos

Mucho ha cambiado la navidad que nuestros abuelos vivían con respecto a la que encontramos actualmente y que disfrutan nuestros hijos.
Cuando nuestros abuelos eran niños, la Navidad que vivían era muy diferente a la nuestra.
Muchas de las tradiciones que hoy mantenemos no han cambiado a lo largo de los años.
La Navidad sigue siendo tiempo de reencontrarse con la familia, de revivir recuerdos olvidados al calor de la chimenea y de recordar a los que ya no están con nosotros.
En Nochebuena, una tradición que no faltaba en ninguna casa, y que aún hoy se conserva ,era la de asar castañas en la estufa o brasero. Algo que reunía a toda la familia al calor del fuego.
Tras la cena de Nochebuena, que no gozaba de tantos manjares como disfrutamos ahora, pero que tenía el mismo encanto familiar  toda la familia iba a la Misa de Gallo.
Los niños cantaban villancicos por las calles de casa en casa para recibir de los mayores el aguinaldo que consistia en dulces navideños no en dinero como ahora. También era tradición que los hombres solteros cantaran villancicos o saetas a las mujeres solteras durante esta noche, en busca del aguinaldo.
En las casas la decoración era mucho más simple que ahora. No había Papa Noel, ni decoración de luces, ni árbol de Navidad. Lo que sí había en todas las casas era un Belén o Nacimiento, según el poder adquisitivo de cada familia.
Las abuelas en cada casa eran las encargadas de reunir a todas las mujeres de la familia y preparar los dulces navideños. Entonces no se compraban en los supermercados sino que se hacían a mano amasando todos los ingredientes por toda la familia. Siempre era un momento de encuentro entre varias generaciones de mujeres de todas las familias.